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6 de noviembre de 2018

Un jardín adaptativo e improvisado. El jardín botánico de Alange


                                                                                                                                                       Por Jaime López

Este blog todavía no tenía nada de botánica, así que pensé que tenía la oportunidad perfecta de hacerlo y de paso promocionar un pueblo que aunque está un poco lejos de aquí conozco muy bien. Os cuento…

Aunque vivo en Mislata, todos los veranos hago un largo viaje de 600 km hasta Alange (Badajoz), donde tengo mis raíces familiares. Es un pequeño y bonito pueblo junto al embalse del mismo nombre y al pie del cerro de la Culebra, con casas blancas y vecinos amables. Os aseguro que tiene mucho para ver, ¡y no es porque sea mi pueblo!. Incluso hay un castillo y unas termas romanas declaradas patrimonio de la humanidad. Pero en esta ocasión, mi interés por la Ciencia y la Naturaleza me ha llevado hasta un especial  jardín botánico, casi casi improvisado —enseguida lo entenderéis—, llamado "Cancho de los Toros", porque está situado en una de las caras de un gran promontorio rocoso o “cancho”.


El jardín es una iniciativa de la Asociación cultural y senderista "Pata del Buey" de Alange que comenzó hace año y medio con las primeras sembradas, y para cada planta utilizaron un cartel informativo con madera robusta. Ya sé que no es el mejor jardín botánico, ni lo pretende, pero tiene algo que lo hace muy especial, y es que la mayoría de las plantas  han sido donadas por los vecinos, cuyo nombre aparece también en el cartel.


Hoy os voy a hacer un pequeño recorrido por el jardín. Hay muchas plantas distintas, pero las que he seleccionado tienen todas algo en común: tallos engrosados, espinas, o las dos cosas a la vez, y es que la evolución también va con las plantas y éstas se encuentran adaptadas a las altas temperaturas y a la escasez de agua del verano (muy típico en esta zona de Extremadura). Pero recordad: son plantas con menos de 2 años de edad, de ahí que su porte todavía no sea muy grande. 

1.  Euphorbia mili (Espinas de Cristo o Corona de Cristo)


Es originaria de Madagascar y seguro que al verla os habréis dado cuenta de por qué la llaman así. La he elegido porque es una inteligente luchadora: atrae a los insectos polinizadores con sus llamativas flores, pero sus espinosos tallos —rellenos de un látex cáustico e irritante—, evitan que los animales se la coman. 

2.       Opuntia subulata (Chumbera fina o Alfileres de Eva)


Es originaria de Perú. Tiene un tronco cilíndrico y ramificado con espinas duras y amarillentas, aunque en ejemplares jóvenes como este, puede haber hojas carnosas (mirad bien las ramas del extremo). El tronco engrosado le sirve para acumular agua, y puede llegar a alcanzar los cuatro metros de altura.

3.  Opuntia ficus-indica (Higuera chumba) y Opuntia microdasys (Higuera chumba “alas de ángel”



Opuntia microdasys


Opuntia ficus-indica

Las higueras chumbas o chumberas son también plantas muy resistentes. Tienen en común unos tallos gruesos y comprimidos en forma de pala llamados cladodios capaces de acumular agua y,  como hojas, unas espinas largas y duras que evitan la evaporación y les sirven de defensa. En el extremo de sus tallos, producen unos frutos exquisitos conocidos como “higos chumbos”, ¡pero llevad mucho cuidado con sus gloquidios! —cojincetes de pequeñas espinas en forma de estrella—, pues hay que quitarlos bien si no queréis que acaben incrustados en vuestras lenguas.

4.   Aloe sp. (Aloe vera)


Es originaria de África pero ahora puede encontrarse por todo el mundo. Bien conocida por su savia —que contiene aloína—, es muy apreciada tradicionalmente tanto por sus propiedades curativas como higiénicas (aunque estudios científicos al respecto no parecen ser concluyentes). Está formada por una roseta de hojas carnosas  —de tacto rugoso—, que pueden almacenar el agua de lluvia. Y sí,  ya lo podéis imaginar, también tiene espinas.

5.       Agave americana (Ágave o Pita)


Planta originaria de México, hay quien la confunde con el Aloe, por sus hojas carnosas y grandes que salen del centro con espinas en los bordes. El ágave, sin embargo,  es una planta más robusta y la espina terminal de sus hojas puede tener hasta 5 cm de largo y 1 cm en la base. Un par de curiosidades: florece una vez cada diez años y de ella se obtiene un licor destilado llamado mezcal, una de cuyas variedades es el tequila.

6. Yucca aloifolia (Bayoneta española) y Phoenix dactylifera (Palmera datilera)


Por último, os dejo una pequeña trampa. Aunque se parezcan, nada tiene que ver una con la otra. Aquí veis dos pequeños plantones, porque si fueran adultas, la Bayoneta podría llegar a los 7 m de altura y daría unas llamativas flores globosas y blancas, mientras que la Palmera, podría llegar a los 30 m y nos ofrecería un riquísimo fruto comestible: los dátiles. Pero si están aquí es por su adaptación y resistencia al calor y a la falta de agua, por lo que nuevamente vemos que tienen las hojas estrechas y, además, pinchan. ¡Ah! y una última curiosidad, las palmeras no son verdaderos árboles porque su tronco no es tal, en realidad se llama estipe.

Yucca aloifolia


Phoenix dactylifera

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