Por Sonia Riera
Aunque este es un blog de Ciencia y a los que aquí colaboramos nos une el interés por la divulgación del verdadero conocimiento científico, he de confesaros algo: he utilizado terapias alternativas para tratar a mis hijos cuando eran pequeños. He impuesto mis manos sobre sus heridas y golpes mientras recitaba “sana, sana, culito de rana”, y han sanado; les he dado granadina y píldoras de azúcar cuando les dolía el estómago o la cabeza, y se les ha pasado… Sí, lo confieso, yo también he utilizado pseudoterapias y me han funcionado. No os miento, tengo testimonios reales, podéis preguntarles a ellos ahora que ya son adultos.

