Por Jaime López
Se trata del ECO, ECO, ECOOOO....
El eco es un fenómeno físico que se produce cuando las ondas de sonido rebotan en superficies duras, y retornan al
mismo lugar de donde salieron. Es como tirar una pelota de ondas contra
una pared: la tiras, rebota y, en este caso, vuelve dándote en toda la oreja.
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"Eco y Narciso" de J.W. Waterhouse - Art Gallery (Liverpool) |
¿Y por qué recibe ese nombre?. Puede que lo sepáis si sois expertos en mitología griega, pero supondré que no, y así tengo excusa para contaros una historia de amor y celos entre dioses del Olimpo, ¡que me río yo de los líos de la casa de Gran Hermano!. Pues veréis: Érase una vez una hermosa ninfa llamada Eco; de su boca salían las palabras más bellas, y transformaba incluso las más ordinarias en preciosos sonidos. Zeus, rey de los dioses del Olimpo, cayó rendido a sus encantos y engañó a su esposa Hera que, loca de celos, castigó a Eco quitándole la voz y haciendo que sólo pudiera repetir la última palabra que pronunciara su interlocutor. Pasado un tiempo, la ninfa se enamoró de un bellísimo pastor llamado Narciso, pero cuando ella quiso expresarle sus sentimientos él se burló, por lo que, avergonzada, se retiró a una cueva donde acabó sus días.
Muy
bonita la historia, vale. Pero a parte de repetir mi nombre cuando lo
grito dentro de una cueva: ¿Se manifiesta de
alguna otra manera?¿Sirve para algo? Pues al parecer lo de repetir palabras es lo de menos:
En navegación, los barcos emplean el sonar —Sound Navigation Ranging— para averiguar la profundidad del mar. Para ello se emite una onda sonora que rebota en el fondo y su eco llega de nuevo a la embarcación. Por cierto, a raíz del desastre inaugural del Titanic, un tal Lewis Nixon empezó a realizar pruebas para poder detectar icebergs a distancia. ¡Pobre Leo Dicaprio!, esto le hubiera salvado la vida a él y a otras 1.496 personas. Por desgracia, el "insumergible" Titanic, no tenía esa tecnología.
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El hundimiento del Titanic pintado por el alemán Willy Stöwer |
En navegación, los barcos emplean el sonar —Sound Navigation Ranging— para averiguar la profundidad del mar. Para ello se emite una onda sonora que rebota en el fondo y su eco llega de nuevo a la embarcación. Por cierto, a raíz del desastre inaugural del Titanic, un tal Lewis Nixon empezó a realizar pruebas para poder detectar icebergs a distancia. ¡Pobre Leo Dicaprio!, esto le hubiera salvado la vida a él y a otras 1.496 personas. Por desgracia, el "insumergible" Titanic, no tenía esa tecnología.
Murciélago descansando en el bodeguillo
del abuelo de Sonia (Fuentelcésped - Burgos)
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Los
murciélagos son unos extraordinarios mamíferos voladores de actividad nocturna —no penséis que gustan de salir de copas los sábados por la noche—, y utilizan el eco de sus propios chillidos para orientarse y
cazar insectos. Esta capacidad es conocida como ecolocalización, y permite a este incansable depredador nocturno atrapar hasta 1.200
mosquitos en una hora, por lo que son unos estupendos controladores de
estos irritantes dípteros. Y un apunte más que
seguramente no conozcáis: hay personas ciegas con una habilidad
parecida, capaces de sortear obstáculos emitiendo chasquidos y aprovechando su eco. Dejo aquí este enlace por si tenéis más curiosidad sobre este fenómeno.
Os cuento también algo que comprobé en primera persona: en la “vía verde de Alcoy" —una antigua vía ferroviaria abandonada en la provincia de Alicante , ideal para recorrerla caminando o en bici—, hay un largo túnel de más de 300m. Si una persona emite un sonido desde un extremo, otra en el extremo opuesto es capaz de escucharlo. Y es que el sonido rebota en las paredes duras del túnel recorriendo tan larga distancia. ¡Se me erizaron las púas al comprobarlo! —diría nuestro pequeño bloguero curioso—. Este mismo fenómeno, pero a lo bestia, es lo que pasa en una "mascletà" fallera: la onda expansiva de las detonaciones se dispersa por el aire rebotando con todo lo que encuentra a su paso y el efecto rebote del sonido, estando a pie de calle rodeado de edificios, es mucho mayor que estando en balcones y azoteas. Y por si fuera poco, deja ese olorcito tan rico a pólvora que en Valencia nos anuncia la llegada de la primavera.
Y
también se usa el eco en medicina. Con el estetoscopio o fonendoscopio el médico
puede escuchar los ruidos intestinales, pulmonares y cardíacos del
paciente, gracias a la resonancia de las ondas sonoras que van
recorriendo un tubo estrecho hasta sus oídos.
Podría contaros muchas más cosas, pero no acabaría nunca...
Podría contaros muchas más cosas, pero no acabaría nunca...
Os propongo, para acabar, que dejéis un rato los móviles, cojáis dos latas o
dos vasitos de yogur, los unáis con una cuerda y, al tensarla, probéis el "teléfono a
corta distancia”. A lo mejor no tenéis ni idea de lo que os hablo, pero
preguntad a vuestros padres y os contarán esos y otros inventillos de
un tiempo sin consolas, WhatsApp ni redes sociales que, aunque poco
tengan que ver con el tema que nos ocupa, les hará resonar en su corazón —con la maravillosa voz de la ninfa Eco— los tiempos de su infancia. ¿A
qué esperáis para probarlo?
Preciosa la historia!!. Gracias a la ninfa Eco por prestar su nombre e este maravilloso fenómeno físico. Muy bien contado, de verdad, enhorabuena!!.
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